¡Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruido
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo
han sido!
Fray Luis de León
Estos versos aprendidos de pequeño han resonado en mi cabeza de manera recurrente durante mucho tiempo.
Huir del ruido y disfrutar de las pequeñas cosas. Esos detalles que nos mejoran como personas.
Por tradición ibérica, solemos compartir los mejores momentos con nuestros seres queridos alrededor de una buena mesa y muchas veces, ese ruido en el que vivimos inmersos nos priva de lo importante.
Nos pasamos gran parte de la vida corriendo detrás de la zanahoria, pensando que la alcanzaremos.
Leía hace poco un artículo de Juan Valera en el que habla del paso del placer al disfrute
¿No será mejor disfrutar del viaje y parar de vez en cuando para brindar?
La eterna búsqueda del placer nos impide muchas veces disfrutar. Ese es el verdadero
origen del Disfrutón.